By / 2nd julio, 2018 / Blog, Notícias / No Comments

Sus primeras huellas se remontan a los iberos. La localidad turolense de Valderrobres es la capital de la comarca del Matarraña y un espacio privilegiado por su historia, su belleza, su entorno y su riqueza cultural. Cabe destacar como una de sus grandes singularidades, su dialecto propio, un híbrido o ‘chapurreao’ que ha sobrevivido desde la repoblación cristiana en el siglo XII.

Algunas fuentes asocian esta localidad de apenas 2.000 habitantes con el conde Aznar Galindo, fundador del condado de Aragón. Según parece, este noble tomó ‘La Caixa’ (una roca con forma de caja de caudales) como punto estratégico desde el que dirigir sus ataques a las posiciones musulmanas. Desde entonces esta formación rocosa será conocida como peña de Aznar Lagaya.

Con el tiempo, ‘La Caixa’ ha ido acumulando leyendas e historias a su alrededor y ha sido desde refugio de pastores hasta objeto de culto pagano.

Valderrobres concentra entre sus calles historia, culturas, arquitectura, fiestas, tradiciones… todo un universo capaz de satisfacer al viajero más exigente. Algunos de los espacios que uno no debe perderse:

  • Castillo-Palacio. Sería imposible pensar en Valderrobres sin la figura del castillo que lo corona. El origen del castillo se pierde en el tiempo. Las teorías más recientes lo datan a finales del siglo XII, pero no es desechable la idea de que sea más antiguo. En 1931 fue declarado Monumento Nacional.
  • Iglesia de Santa María la Mayor, del s. XIV. Un espléndido ejemplo del gótico levantino en Teruel.
  • El Puente Medieval, cuya construcción se data en torno a 1390. Se trata de un puente medieval, con cuatro ojos de arcos apuntados, extremadamente sólido y provisto de tajamares en forma de cuña pensados para protegerlo de fuertes riadas y evitar la acumulación de troncos. El puente atraviesa la antigua puerta principal de acceso al recinto amurallado.
  • Casa de los Moles, de finales del gótico, con la clásica logia aragonesa (galería exterior, techada y cubierta por delante) en la parte alta.
  • El Ayuntamiento, inspirado en el de Alcañiz, aunque aquí se añadiría una lonja. Se construye bajo las órdenes del maestro Antonio de Champanach dentro del estilo manierista y se termina en 1599.
  • El Palau. Imponente construcción situada a los pies del castillo. Los primeros documentos que lo mencionan datan del siglo XVI, pero es muy posible que estuviera en pie desde principios del XV. Su función original era la de servir como sede para la recaudación de impuestos. La planta baja está adosada a la montaña y tiene un túnel que le comunica con el castillo, posiblemente secreto.
  • Antiguo Hospital. Se encontraba en el mismo edificio que ‘El Palau’ aunque diferenciados. Una suerte de albergue para pobres, propiedad de la iglesia, que estuvo funcionando en estas dependencias desde el siglo XVI hasta el XIX, cuando por causa de la desamortización pasa a manos del ayuntamiento perdiendo progresivamente dicha función.

El paladar tampoco saldrá mal parado de esta excursión. El ternasco, el cabrito, la codorniz y el conejo, y los escabechados son algunas de las especialidades del lugar. Se elaboran también embutidos típicos de la zona, tales como longaniza, morcillas, chorizos, etc.

Pero si lo que buscan es algo dulce, este es el lugar de los carquiñols, las casquetas, almendarados, el pan durmiendo, etc…


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